miércoles, 2 de julio de 2025

Roble de María Valentina García Manrique

En un bosque con árboles tan grandes e imponentes, como los edificios de esta enorme ciudad, comenzó a creer un árbol, su nombre era Roble y en efecto como su nombre lo dice era un roble, comenzó a crecer fuerte, grueso, muy verde y con grandes ramas, los árboles a su alrededor, o mejor dicho su familia, al ser más longevos que él le tapaban al inicio el cielo, pero a medida que pasaba el tiempo Roble comenzó a ver ese inmenso cielo que se desnudaba frente a él, tan azul, tan puro, con motitas de algodón que parecía como si alguien las hubiese querido agarrar y las hubiese dejado a medio camino, las nubes ¡ah! Las nubes cada día las veía una tras otra, cómo desaparecían y cómo, con más gracia aún, volvían a aparecer; no eran testigos de nada y más allá de su corta vida, nada les importaba, en las noches las extrañaba profundamente y de día todo el tiempo estaba mirando lo efímeras que son, pero lo llenas de vida que, para él, estaban.

Y así miró a su alrededor, todos los árboles cercanos a él parecían tan perennes, tanto tiempo ahí en ese mismo lugar, fijos con raíces tan profundas, todo siempre tan igual, la tierra del mismo color, el arroyito que pasaba junto a él siempre tan igual, todo por tanto tiempo, esa preocupación comenzó a agobiarlo, más que agobio, Roble se angustió tan profundamente, que su madre, que estaba a un par de metros de él, lo notó y le preguntó qué le pasaba, cuando Roble le contó, así respondió ella: —¡Ay Mijo! No, Roble, no, Mijo; moverse no es necesariamente vida, que usted se esté moviendo no significa que usted es vida, mire para allá, todo eso es horizonte, utopía, eso no nos pertenece, nos pertenece esto, donde usted está, aquí donde está su familia, yo toda mi vida he estado aquí y usted Roble, usted va a estar toda su vida aquí—.

Esas palabras que Roble oyó de su madre lo lastimaron profundamente, porque su sueño era ser como las nubes de Szymborska, poder desvanecerse en algún momento, ser tan fugaz como ellas, pero él siempre iba a estar en ese bosque y por más que Roble intentó moverse de ese lugar, por más que sacudió sus ramas y que movió levemente sus raíces, ya la tierra lo había acogido como suyo, Roble vio que lo único que le quedaba era esperar el abrazo de la muerte y así comenzó a dejarse morir, evitó que los nutrientes de sus raíces fluyeran por su tronco y con el tiempo su corteza comenzó a caerse y se puso tan débil que su tronco se partió y cayó atravesado en el arroyito, que comenzó a fluir por él, con la humedad su madera comenzó a convertirse en delgadas hebras y estas se deshacían en el agua, misma agua que, por la evaporación, comenzó a subir al cielo y se resguardó en las nubes y así Roble cumplió su sueño de ser una nube de Szymborska, a las que el tiempo no encadena, ni la tierra ata, las que no necesitan ser vistas para poder existir.

 

11 comentarios:

  1. Es un cuento bello de gran profundidad que invita a la reflexión sobre el destino y la autodeterminación. La libertad o la resignación

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  2. Un gran cuento hermoso que a la vez toca temas profundos 10/10

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  3. Corto y profundo, me gustó mucho y llega en un momento agitado de la vida

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  4. Un árbol que quiere ser como las nubes... Melancólico, lírico, casi poético. En definitiva, un cuento que invita a la reflexión.

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  5. Y cuando sale Roble 2 🤩🔥

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  6. Al final todos somos roble y todos somos nube, a veces más uno que otro...

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  7. Un cuento que recuerda que uno pertenece en el lugar que el corazón desea. Qué bello ♡

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  8. Qué belleza de cuento, lleno de ternura y melancolía, Roble me dejó una sensación profunda: ese anhelo de disolverse, de ser liviano, de no pertenecer del todo, su rendición no fue derrota, fue libertad, no dejó de ser árbol, pero se volvió nube. Es hermoso y devastador a la vez

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  9. Este cuento me recuerda un poco a la propia introspeccion de la condicion Humana, la Constante lucha entre el sentir y la razón … creo que al final de la vida todos somos roble, aprisionados sobre las raices de ser sociedad, pero con el alma en las nubes y queriendo ser tan eternos como efimeros en ese deseo concebido del corazón …
    Gracias por recordarnos lo bellamente humanos que podemos ser :’), y que la vida misma siempre nos lleva por los rios de nuestra propia libertad

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  10. Una manera muy profunda de hablar sobre nuetas raíces y experiencia de vida.

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  11. Es hermoso y tiene que ver mucho con lo que uno quisiera aser

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