miércoles, 2 de julio de 2025

La pizarra en blanco de Valeria Velásquez Sáenz

 Hace mucho tiempo tuve la oportunidad de compartir momentos con esta increíble pizarra. Ella me vio crecer y me motivo a seguir adelante, pero por motivos oscuros tuve que abandonarla. Tuve que dejar en el pasado a esa amiga que era mi lugar seguro en el mundo.

Los años pasaron y yo pensé que ya había superado este tema. Sin embargo, empecé a tener visiones de lo que habría podido ser, de cómo mi vida seria hoy en día, y eso me destruía cada día. Poco a poco me convertía en un monstruo oscuro, cuyo único motivo de vida que tenía era pensar en lo que pudo haber sido, en cuantas cosas podría haber realizado en esa increíble pizarra. 

No podía salir de mi ciclo. Ella quería que volviera a su lado, pero en mi fase de monstruo solo podía pensar que ya era tarde, que no iba a ser nadie, aunque regresara, que mis oportunidades ya se habían perdido. Y esos pensamientos empeoraban mi situación cada vez más.

Todo cambio cuando conocí otro monstruo. Se puede decir que estaba en mí misma situación, pero a él no le preocupaba el tiempo; a él le preocupaba como seria su primer día de regreso en esta hermosa pizarra, qué iban a pensar los demás al ver a alguien que no había logrado nada. 

Me sentí tan cómoda con su situación que quise aconsejarlo. Le dije: 

- Es cierto que aún no has logrado nada, pero eso no quiere decir que en el futuro sigas igual. Todos empezamos de cero y avanzamos. Hay que concentrarse en uno y no pensar en los otros, porque si te distraes observando sus pasos, olvidaras como dar los tuyos.

Al escucharme decir esto, el monstruo se rió y me preguntó por qué estaba yo en esta situación. Me dijo que debía pensar en mis propias palabras y adicional añadió:

-No hay un tiempo mínimo o máximo para hacer lo que amas. Entre más esperes, más tiempo perderás para cumplir tus sueños. 

Luego de esa conversación, mi transformación comenzó. Dejaba de ser un monstruo oscuro. Algunos días costaba, pero al final lo logré. Volví a ser yo misma y, sin más preámbulo volví a la pizarra. Allí me encontré con esa persona que había sido un monstruo, con la que hoy en día comparto esta gran pizarra. Una pizarra blanca que espera ser llenada por nosotros, por nuestros sueños y esperanzas. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario