miércoles, 2 de julio de 2025

¿De dónde soy? de Jefferson Gallego López

¿De dónde soy?

Ni de aquí ni de allá.

De dónde vengo, aún no se, desconozco la coordenada exacta del metro cuadrado de tierra del cual emergí, y desconozco aún más el metro cuadrado donde mi cadáver frío reposará, he sido un nómada y el gentilicio de forastero es el más acorde para mí.

No obstante, en mí yace la necesidad de volver a aquel lugar.

Aquel pueblo inmerso en las montañas faldudas como las voluptuosas caderas Ana un lugar que silva tenue el silencio, y entre sus vientos del este y el oeste arrastran todo ruido.

Aquel pueblo autoproclamado tierra de paz y de hombres libres, un lugar donde el cristo cabizbajo mira con desilusión a todo aquel que cruzase el dintel de su puerta, silencioso en su sollozo, como un Dios que perdió la fe en sus hombres.

Y aquel pueblo escondido entre la niebla, como un olimpo donde sólo dioses pudiesen llegar, porque sus vías de curvas fatales entre derrumbes y olvido, se vio cada vez más apartado de los hombres mortales.

Un lugar donde pretendo escapar de la sórdida urbe, de los parciales perdidos y por perder, además de la desolada expectativa de prosperidad y bienestar que parece cada vez más ajeno semestre a semestre. Allá en aquel lugar donde no suenan las balas, ni doblan las campanas, a mi pueblo vuelvo yo, porque allá presuntamente nada pasa, ni siquiera se escucha a la vecina chismosa, más allá de estar metida bajo la cama como espectadora de mis noches íntimas.

En mi pueblo no se escucha nada, ni el caer de las monedas de plata desde el palacio de gobierno, donde cada 4 años tenemos un nuevo Judas besando nuestras mejillas.

En mi pueblo las jaulas cautivas de las aves más exóticas silenciaron todo canto, la pujanza es inversa en un nudo trepidante, los azadones caídos unos tras otros trastabillaron nuevas generaciones que se niegan a arar esta tierra tan rica, mientras el café oro maduro rueda cuesta abajo hasta el río Cauca donde se dará festín anacondas y peces de pantano.

Cada fin de semana pretendo escapar a aquel lugar, ausente de todo, donde la maquinaria progresista no suena, los boleros y botellas vacías sobre la mesa se pierden en la inmensidad de un lugar que se llevará el tiempo, y no es porque el cerro nos sepulte en totalidad como ya pasó antes, es porque los hombres están abandonando su carne en exilios y estas noches son espantos los que llenan los bares.

Allí donde no suenan los aullidos de lobas, ni el aquelarre de brujas, ni sombras de hojarasca entre surcos vacíos, allí donde la luna no cesa entre el camino del Zancudo a la casa de la más mujer entre las mujeres, allí, entre el caminito triste donde nunca acompañe a nadie, ni eventualmente dejó una flor evocando aquellos días.

Este humilde hombre no es de ninguna parte, soy solo del silencio y de donde esté, y por aquellas frías montañas suele ser abundante, quizá por ello soy reincidente, y cada vez que puedo vuelvo allí al pueblo no hay silencio, aquel lugar es tan mío que lo dice ya todo de mí. 

 ¿De dónde soy - Jefferson Gallego López


1 comentario:

  1. Hermoso, cada frace otorga una imagen mental vivida, con una lectura sin fricción por todo el cuento y un alago al silencio poético, me encantó.

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