Hoy, al observar la inmensidad del cielo, teniendo el tiempo en un tica tac que cada vez era más lento recordé que en algún momento amaba encontrar figuras en aquellas nubes grandes y esponjosas, y en cómo la vida podía parecer tan hermosa. (Claro... solo tenía 8 años).
Era feliz; el simple hecho de estar rodeada de naturaleza, aves y ardillas, era mi mundo, ese lugar alejado de todo era mi refugio, era mi esencia donde me permitía sentirme libre y plena. Recuerdo que ahí el tiempo pasaba y rozaba mis mejillas como una brisa de verano.
Solía correr descalza, dejando que mis pies y mi alma se unieran con el corazón de la tierra. Amaba la sensación del pasto húmedo que me conectaba con algo más profundo. Vivir no era complicado, era celebrado, era deseado.
Sentía que podía manipular las estaciones, jugar con el viento y escuchar los árboles hablar en su idioma. En ese entonces, tal vez no lo sabía, pero estaba viviendo una época memorable, inolvidable... que hoy, después de tanto tiempo, regresa a mi memoria inmensurable.
Pero… ¿por qué tuvo que ser así?
En un abrir y cerrar de ojos toda mi vida pasó por mi mente, momentos, amigos, errores, familia, todo resultó ser tan efímero que sin darme cuenta me desperté de aquella hermosa ilusión con la mirada perdida, y fue entonces que volví a la realidad, una realidad más fría.
Qué asustada
y arrepentida me sentí al instante, al darme cuenta
de que nunca volveré a sentir una emoción así.
sentí como si mi niña interior aún viviese en mi aunque un poco más callada y más lejana.
¿Y cuál era el motivo por el que estaba ahí, tumbada en el pastizal, mirando aquellas hermosas figuras y dejando pasar por mi ser cada imagen de mi vida?
El hecho de que estuviera ahí es porque siempre le pertenecía al viento y a la brisa.
Al entenderlo, solo me quedo aceptar que mi lugar si estaba allá, en
ese hermoso rincón donde siempre estarán esas nubes esponjosas. donde todo es
más puro, más limpio, más libre. Y que tal vez, al reposar en ellas por la eternidad, pueda en otra vida
volver a sentir lo que sentí cuando tenía 8 años... y era feliz.
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