miércoles, 2 de julio de 2025

La transformación del amor de Gisell Andrea Rincon Guarnizo

En una casita campesina, rodeada por las majestuosas montañas de Santa Bárbara, se encuentra Lu, una niña de cinco años. La visita con frecuencia su querido abuelo, un carpintero de manos benditas que tiene un corazón tan cálido como el sol de verano que abraza las montañas y tan tierno como el rocío de la mañana. Felices y sonrientes juegan a las cosquillas Lu y su abuelo, a quien adora con todas las fuerzas de su corazón. 

En sus cinco años Lu ha tenido una vida llena de amor, va a la escuela cada día caminando con sus botas de caucho por los barrialosos caminos del campo. Los días pasan tranquilos y en la cotidianidad de ellos, Lu es feliz, ansiosa espera la próxima vez que podrá jugar con su querido abuelo, la última vez que la visitó, le dio una gran sorpresa: había fabricado para ella, con sus propias manos, un magnífico celular de madera, que ella atesoró con mucho amor.

Un día como cualquier otro, de mañana, Lu despierta y todo parece normal: sale el mismo sol, se dibujan las mismas espléndidas montañas al horizonte y se oyen los mismos pajaritos cantar sobre el puntiagudo pino del patio. Pero algo fue diferente, su padre recibió una extraña llamada anunciando la pérdida de un ser querido, su madre, con una evidente tristeza en sus ojos, la mira diciendo: 

--Su abuelito se fue al cielo. 

En su inocencia, Lu no comprende la muerte, sólo puede ver como su casa se vuelve un caos y su padre llora desconsoladamente. A los pocos días, Lu y su familia se encuentran en el velorio de quien, en vida, fue el más amado de sus abuelos. Observando a la gente llorar, Lu no puede entender cómo de un momento a otro, su más fiel amigo ya no está.

 En su pequeña mente, Lu creía que, si llama a su abuelo desde su celular de madera, podría pedirle que volviera. Lo hace cada mañana, sin embargo, nunca responde. Lu sentía que, aunque su mundo estaba en pedazos, todo lo que la rodeaba seguía igual, como si solo ella lo echara de menos.

Con los años, Lu lo acepta. Ahora es una joven que sabe el significado de la muerte. Durante su adolescencia lloró muchas veces contándole sus malas experiencias a una fotografía de su abuelo en secreto. Sin embargo, ahora Lu sabe que su amor por ella se transformó y ahora la acompaña en el sol, en el rocío de la mañana, en el cantar de los pajaritos, en las imponentes montañas de Santa Bárbara. Cada vez que la brisa acaricia su rostro, siente que es él, asegurándole que nunca la estará sola.

 


1 comentario:

  1. Un emotivo cuento sobre el amor entre una niña y su abuelo, y cómo ella transforma el dolor de su pérdida en una presencia eterna en la naturaleza.

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