miércoles, 2 de julio de 2025

El viaje de Mariana Jaramillo Zapata

 El sonido del motor del viejo auto nos acompaña en el largo camino. Es estridente, casi agonizante, después de todo ya tiene tiempo, mucho antes de que yo naciera… tal vez incluso antes de que Nati, mi hermana, lo hiciera. A pesar de que mi madre le ha dicho que es hora de cambiarlo, mi padre insiste en que aún funciona perfectamente y repite la cátedra que dicta siempre que le dicen algo al respecto: que el carro no es tan viejo, que le hace el mantenimiento necesario, que las cosas de antes eran más finas que las de ahora y por eso sería un desperdicio cambiarlo y deshacerse de él, etcétera.

Me dedico a observar por la ventana donde las verdes montañas se imponen a nuestro alrededor. Siempre me asombro al verlas, desde lo lejos dan la impresión de que puedo llegar a la cima caminando, incluso en poco tiempo, pero de cerca me doy cuenta lo equivocado que estoy, seguro sería imposible. Luego de un rato el calor que nos acompañó durante todo el viaje se va para abrir paso al frío y la neblina, por lo que agarro la manta en el asiento a mi lado y me cubro un poco. Inesperadamente el carro se detiene. Mi hermana y yo preguntamos de inmediato qué sucede, y papá nos responde que el auto no arranca. Para sorpresa de nadie, mamá tenía razón.

Nati y yo decidimos sentarnos en el piso a contemplar el paisaje mientras los adultos se encargan de la situación. A lo lejos vemos una especie de montaña marrón, pero rápidamente ella me aclara que en realidad no es una montaña, es la Piedra del Peñol. Me cuenta que se cree que es un meteorito que cayó hace muchos años en la Tierra, e incluso podría ser un resto del meteorito que extinguió a los dinosaurios, quién sabe, pero ha existido hace millones de años. También me dice que cuando lleguemos podemos subir unas escaleras y llegar a la cima, desde allí podríamos ver todo el paisaje: el pueblo, las montañas y el embalse con sus islas. Suena increíble.

Luego de un rato mamá nos llama para que volvamos a entrar al auto, todo está arreglado. Como nos atrasamos más de lo esperado nos dice que buscaremos un lugar para desayunar en lo que queda del camino, después de todo solo comimos un par de buñuelos antes de emprender el viaje. Nos dice un par de cosas más pero no logro prestar atención, la idea de subir a la Piedra me emociona, debe ser genial, por lo que el resto del viaje solo puedo pensar en todo lo que visitaremos en cuanto lleguemos.

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